"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

lunes, 7 de febrero de 2011

Domingo redondo

...Otto es un niño que nació en Mali, pero que ahora vive en París con sus papás...


Y nosotros hemos tenido la suerte de conocer a Otto este domingo, gracias a Belén de Mamá sin complejos, que hizo un sorteo la semana pasada para acudir a la representación que la compañía Teloncillo realizaba en el Teatro Tyl Tyl en Navalcarnero.

Y por una vez y sin que sirva de precedente, tuvimos la suerte de que nos tocaran las entradas (creo que ya no voy poder seguir metiéndole caña a Suu con eso de que se lleva todos los sorteos ;D).
Así que alegría doble.
Primero, por poder disfrutar de un domingo de teatro a un precio inmejorable. Cero euros.
Segundo y más importante, por poder volver a encontrarme con Belén y sus chicos. Que ya tenía ganas de repetir encuentro.

La impresión general sobre el teatro y en particular sobre la obra ha sido muy buena.
Una obra breve (30 minutos) y entretenida. Apta para públicos desde los 6 meses.
Lo mejor, para mí, la voz de la actriz (creo que se llamaba Ana). Impresionante.
Y lo más importante de todo, ¡ningún payaso participaba en ella!
Porque seguimos erre que erre con el mismo temita, claro. Y esto tiene pinta de que va para largo...

Entramos en el teatro y lo primero que preguntó Boliche fue por los payasos dichosos.

-No cariño, si esto no es el circo, esto es el teatro. Aquí no hay payasos.

Pero nada que no hay manera con él y eso que sigue autoconvenciendose de que "payasho e meno, no hase nara", pero el temor es más fuerte.

Al principio, se mantuvo bastante alerta, muy serio y concentrado.
Todo el público interactuaba con la artista principal, pero Boliche no quería ni aplaudir, ni cantar, ni nada. No le quitaba ojo a ninguno de los dos actores, sobre todo al que tocaba los instrumentos, porque le encanta la música, sobre todo la guitarra, pero aun así, se mostraba reservado.
Según transcurría la obra y se cercioraba de que no aparecerían por allí los payasos, parece que iba dejando un poco de lado la tensión.
Lo más curioso es que si le preguntas que si quiere ir al circo a ver a los payasos, te dice que sí. Es una relación de amor-odio-miedo muy particular.

Una vez finalizada, nos fuimos a tomar el aperitivo a la plaza que hay junto al iglesia. Una plaza preciosa.
Y ya que estábamos allí y que era hora de comer, pues ¿que íbamos hacer?. Quedarnos a comer, claro.
Con ese día que hizo ayer tan maravillosamente primaveral, aprovechamos para comer unas racioncitas en un terraza. Los cuatro papis y los nenes.
Se estaba de lujo.

Y los pequeños terremotos se lo pasaron genial. Sobre todo porque las cuatro cabezas pensantes no se dieron cuenta de que a diez metros de la mesa donde comíamos había una fuente y cuando nos dimos cuenta ya era demasiado tarde. Las manos metidas hasta casi los codos. Menos mal que hacía calorcito, porque se pasaron todo el rato jugando con el agua. Bueno y corriendo de acá para allá.
Hacen muy buenas migas. Boliche se lo pasó en grande.

Vaya tarde más buena. Eso sí, nos pusimos como cerditos.
Yo al menos, me levanté con una panza tremenda, así que esta semana tendré que fustigarme otra vez con el apio hasta que mi alma esté libre de todo pecado calórico.
Que le vamos a hacer.

Entre las carreras y la comilona, llegamos al coche y Boliche cayó inconsciente sin salir del pueblo. Y el resto de la tarde, fue de lo menos productivo y de lo más delicioso.
Más siesta en el sofá, algo de baño y unos cuantos juegos.

Que gusto da pasar un domingo tan redondo como el de ayer. Sobre todo cuando puedes compartirlo con gente tan estupenda como Belén y sus chicos.
Un gustazo como siempre.
¡Mil gracias por todo!


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