"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

jueves, 7 de octubre de 2010

Reencuentro agridulce


El martes (ahora me ha dado por empezar cosas los martes), empecé o mejor dicho retomé mis clases de dibujo/pintura.
Confieso que estaba incluso nerviosa, después de haberlo dejado en stand-by durante algo más de 2 años.

Siempre me ha gustado pintar, desde pequeña. Tuve la suerte de que mi madre se diera cuenta y me apuntaron a una academia cuando tenía 7 años.
Me lo pasaba pipa y conocí a mucha gente. Guardo un gran recuerdo de los años que estuve allí, cuatro en total, y sobre todo de la profesora que tenía de aquella.

Nunca se me olvidará la broma de novata que me gastó.

El papel que usaba de aquella y que uso ahora también es el mismo. La marca va grabada en relieve en el mismo papel y cuando pasas por encima el carboncillo, el nombre se queda sin cubrir y se lee perfectamente.
Después de pintar algo, no recuerdo el que, viene la profesora toda seria y me dice que qué he hecho para que se queden esas marcas.
Yo que miro el papel y medio veo las letras y le digo que yo no he hecho nada y ella me vuelve a decir que algo he tenido que hacer…
Y yo que soy una blanda y que tengo las lágrimas “en sus marcas, listos, ya” pues me puse a llorar como una magdalena.
La profesora flipaba, claro, era una broma sin importancia pero allí me tienes a mi llorando desconsoladamente porque pensaba que la había liado parda.

La profesora, me abrazó, me dijo que era broma, que la perdonara que no quería asustarme y me dio varios besos.
No sé si sería por eso o porque me cogió cariño, pero desde ese momento me convertí en la niña de sus ojos.
Me ayudó, me enseñó y me escuchó. Siempre estaba pendiente de mí.

Después nos mudamos de ciudad y mi madre tuvo que buscar otra academia. Lo más parecido que encontró fue una tía que tenía un taller de costura y que al final de taller tenía una especie de apartado que utilizaba de estudio.
Era una tía rarísima, excéntrica a más no poder. Y lo que dibujos que hice allí eran igual de excéntricos que ella.

De esa época no conservo ningún dibujo, gracias a dios, porque vaya telita.
Sólo estuve un año. Hasta que mi madre encontró un sitio mucho mejor.
Con un profesor de verdad. Un pintor maravilloso.

No era una escuela al uso, se trataba de un piso adaptado como estudio donde la gente iba a pintar, charlar, relajarse.
Estuve con él, durante 7 años, más o menos. Aprendiendo mucho, conociendo a otras personas.
Me encantaba la técnica que tenía él. Era y es, muy muy muy bueno.
Tan bueno, que se dio cuenta de que no podía dar clases y crear sus propias obras y decidió dedicarse exclusivamente a crear, exponer y vender.

Así que otra vez de patitas en la calle.
Lo malo no es buscar, sino encontrar la que se adapta a tus necesidades y gustos.
Después de “criarme” con él, ahora me sentía huérfana artísticamente hablando, claro.

Estuve 5 años sin hacer absolutamente nada. Sin tocar un pincel, un carboncillo, un pastel. Nada de nada. Ni un triste lápiz.
Llegué a estar furiosa y decepcionada con mi profesor. Era una guarrada y me sentía abandonada, después de tantos años, ya no era sólo mi profesor, era mi amigo.

Pero no podía hacer nada, el estaba en todo su derecho y yo me estaba comportando de forma egoísta.

Mientras tanto pasaban los años y cada vez veía más lejos lo de retomar las clases. Nada de lo que veía me gustaba. Siempre encontraba alguna pega.

Pero mira tú por donde, un día voy al mercado donde compra mi madre, y ahora yo, a acompañarla para que no cargara con tanta bolsa ella sola.
Paramos en la frutería y el tío que atiende, no hacía nada más que mirarme. Y yo a él, porque los dos sabíamos que nos conocíamos de algo pero no conseguíamos ubicarnos.

Pues resulta que era un compañero con el que coincidía alguna vez en las clases de mi última escuela y que, claro, el también se quedó en la calle cuando mi profesor decidió cerrar.
Me pregunta que si sigo pintando y le digo que lo tengo totalmente abandonado. Y el me cuenta que encontró una academia muy cerca y que está muy contento. Que un par de compañeras de las “huérfanas” se apuntaron con él y que están muy satisfechos porque los profesores son muy buenos.

Así que después de pensarlo y requete-pensarlo, voy y me apunto.

Definitivamente, me encantó el lugar. Es cierto que con mi anterior profesor aprendí mucho pero lo de esta academia es brutal.
He aprendido más con ellos en 2 años que con mi antiguo profe en 7.
Recuerdo que el primer día estuve 15 minutos delante del papel sin saber por donde empezar.
Estuve apunto de recoger y marcharme por el mismo sitio por donde había entrado. Fue horrible, pero dije, bueno por lo menos quédate las dos horas y haz algo.
Cogí el carbón y dale que te pego conseguí hacer algo medianamente decente.
Así que salí más animada. Y poco a poco fui cogiendo el ritmo.

Los dibujos que hay en la columna de la derecha son de esa época. El de la lluvia es mi favorito. Pero tengo varios carboncillos más y un par de pasteles.

Luego me quedé embarazada y cuando estaba de 5 meses lo dejé porque me encontraba muy cansada para estar a pie firme 2 horas. Yo es que no sé pintar sentada. Es como intentar pintar con la derecha. Imposible.
Mi espalda ya no podía con ello, y tenía una tripa bastante grande, así que lo aplacé con la idea de retomar las clases un poco más adelante.
Boliche nació en diciembre y yo tenía pensado volver en febrero de 2009. Ja!, que ilusa!!!, pero hija mía ¿dónde te creías que te habías metido, titi?.
Luego, pensé apuntarme en septiembre, pero Boliche seguía muy dependiente y demandante, luego en diciembre, luego en febrero, y al final este mes pasado decidí no postergarlo más. Tenía que apuntarme sí o sí en octubre.

El martes pasado cogí mi caja con los carboncillos, los trapos, la goma, los difuminos, la gamuza, el lápiz conté, la rasqueta y toda mi ilusión y me fui a la academia a ponerme las pilas.
Pero cuando llegué me llevé un buen chasco.
Uno de mis profesores está en Navarra ingresado porque tiene un tumor en un pulmón.
Ya había pasado por otro cáncer en la garganta pero parecía que estaba muy recuperado. Los ciclos de quimio habían acabado y había ganado bastante peso.
Aunque dejé la academia dos años, he estado informada por mi compi-frutero y por mi otra profesora con la que he hablado de vez en cuando, pero ésto no me lo esperaba.

Ha sido muy duro no verle allí. Me gustaría mandarle todos mis ánimos y desearle una recuperación rápida.
Es una persona joven, estupenda y un profesional como la copa de un pino. Y tiene una hija y una mujer que le necesitan aquí con ellas. No hay trato que valga. Se tiene que poner bueno sí o sí.

De otra forma, ha sido como si no me hubiese ido nada más que un mes, en lo que a mis compañeros se refiere. Ha sido genial volver a verlos a todos.

Y bueno esta vez sólo me ha costado estar delante del papel en blanco 5 minutos. ¡Menudo progreso!.

Según vaya haciendo ejercicios os los iré enseñando para que me podáis criticar y despachar a gusto.


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